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Hermandad y Cofradía de la Santa Vera Cruz
Sede: Parroquia de San Eutropio
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Historia de la Hermandad y Cofradía de la Santa Vera Cruz de Paradas (Sevilla)

Los documentos clasificados más importantes que conocemos actualmente referentes a la Hermandad de la Santa Vera Cruz de Paradas se localizan en el archivo parroquial de San Eutropio, donde se encuentran dos volúmenes manuscritos (años 1603-1762, 1784-1837) y una copia de un libro de reglas de 1720, además de otros documentos de menor volumen, que encierran en sus páginas la vida sobria y austera dedicada al culto y a la práctica y ejercicio espiritual, junto a la gestión económica de la hermandad.

La hermandad estaba erigida en la Ermita u Hospital de San Juan de Letrán y daba culto a tres imágenes: la del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, la Virgen de la Soledad (también llamada de los Dolores) y a San Juan Evangelista.

Por el libro que arranca en 1603 presentando las cuentas del año 1602 se deduce que la hermandad debía llevar bastantes años erigida en Paradas, por lo que se cree que sus primeras reglas debieron ser aprobadas en el siglo XVI, en fecha desconocida a día de hoy.

Ya poblaban la “Memoria de Hermanos de la Santa Vera Cruz” (como encabeza un listado con cientos de hermanos agrupados por calles –‘Olibares’, Carmona, Horno, ‘Guertas’, Cañuelo…-, que no se conserva completo y en cuyo final hay una adenda de hermanos inscritos en 1567) paradeños con apellidos tan frecuentes a día de hoy en el pueblo como Bascón, Torres, Suárez, Benjumea, Martín, Cansino, Montero, Alcaide, Barrera, Vargas, Cortés, Hidalgo, Parrilla, Palma, Saucedo…

Las reglas más antiguas que se conservan en el Archivo Parroquial de San Eutropio son una copia de las del año 1720. Por ellas sabemos que la Primitiva Regla (como así la refieren) había desaparecido y que la redacción de estas nuevas venía motivada por ello y por un litigio que la Vera Cruz mantuvo con la Hermandad del Rosario, que afirmaba ser más antigua. Dicho pleito lo ganó la Vera Cruz, siendo reconocida como la primera Hermandad que se fundó en Paradas, teniendo título posesorio y ordenando el Vicario Provisor del Arzobispado que se elaborasen unas nuevas reglas en observancia de los capítulos y condiciones que en la antigua se recogían.

Estas reglas ordenaban que para el Régimen y Gobierno de la Santa Cofradía hubiese un Rector, dos Alcaldes, dos Diputados y un Escribano o Secretario para ordenar los cabildos y cuentas de la cofradía.

En su capítulo segundo dictaba que en la cofradía entraren, como había sido hasta entonces, gente de loables costumbres y buena fama, estableciéndose que, si alguno de ellos fuere escandaloso o pervertidor manifiesto de la regla, se le dieren hasta dos correcciones fraternas, y si aun así todavía fuere perverso, fuese expulsado, con su correspondiente sanción económica, y no tenido por cofrade, previa aprobación del ordinario del Arzobispado.

Existían dos tipos de hermanos: los de luz, que durante la procesión iban con cirios, y los de sangre, que iban disciplinándose y derramando incluso su sangre, de modo que a su paso por la calzada dejaban un reguero que bien podría fundirse con la derramada por el Señor.

El Domingo de Ramos se celebraba cabildo de elecciones para nombrar capitulares y oficiales para el año siguiente para el régimen de la Hermandad. El Mayordomo de la cofradía llevaba el inventario de todos los bienes y un libro en el que se inscribían los hermanos, así como las limosnas y demás pagos anuales.

El capítulo sexto ordenaba que todos los hermanos debían pedir con la demanda del Santo Cristo de la Vera Cruz un mes entero, pagando por omisión una sanción. El capítulo séptimo daba fe del inventario de la Hermandad.

Las reglas ordenaban que todos los Jueves Santos en la tarde, como había de perpetua costumbre, se celebrase un breve sermón a todos los hermanos y acabado masivamente saliesen todos los cofrades en posición disciplinándose, teniendo nombrado antes por Cabildo los hermanos que habían de regir la cofradía, llevar los cetros y demás insignias, repartidas y distribuidas entre personas dignas y beneméritas.

El orden de la cofradía era el siguiente: iniciaba el cortejo el pendón o estandarte, junto al cual iba un hermano con una campanilla anunciando a Cristo muerto sobre la Cruz y, a continuación, se situaba una gran Cruz verde con las escenas de la Pasión. Los cofrades de luz salían silenciosos y en dos filas, alumbrando a las imágenes y repartidos en tres tramos. El primero alumbraba a la Santa Cruz y hasta el paso del Cristo crucificado. El segundo, hasta el paso del Sr. San Juan, y el tercero hasta el de la Virgen, acompañando tras Ella el Clero y el Cabildo Secular. Los hermanos de sangre iban repartidos en medio de las filas, al igual que los que portaban los estandartes y cetros.

La cofradía hacía su primera estación a la Iglesia Parroquial de San Eutropio y después recorría las calles de costumbre hasta volver a la Ermita u Hospital del Señor San Juan de Letrán y hasta donde estaban obligados todos los Cofrades de luz a acompañar la cofradía, vestidos de negro, so pena de pagar media libra de cera.

Otro acto de culto externo era la procesión de la Santa Cruz el 3 de mayo, día de la Invención de la Santa Cruz. Las reglas mencionan que desde perpetuo se celebraba la fiesta a la Santísima Cruz y que la Hermandad la celebraría en la Parroquial de San Eutropio, con sus vísperas, misa solemne y sermón y presencia de todo el clero y de todos los hermanos cofrades, y con procesión por las calles que otras procesiones acostumbran, llevando en dicha procesión la Santa Cruz en andas y con el mayor adorno posible.

Como cita D. Jesús Remírez en “Las antiguas cofradías de la Villa de Paradas”, la devoción a la Santa Cruz en Paradas había sido muy grande, no habiendo más que mirar los diferentes monumentos y hornacinas con la Santa Cruz repartidos por todo el pueblo, que pregonaban a los cuatro vientos que Paradas es un pueblo cristiano.

En las vísperas del tres de mayo los sacerdotes iban en procesión a los cuatro extremos del pueblo, donde se hallaban las hornacinas, y dejaban las cruces adornadas con flores.

Los capítulos décimo y undécimo ordenaban que cuando un hermano cofrade estuviera enfermo, estando en peligro su vida, el Mayordomo enviase a dos cofrades para que lo velasen y rezasen devotamente, y si estuviere en extremo peligro de muerto, que fuese un clérigo para fortificarlo en la fe católica y ayudarlo a bien morir. Ante el fallecimiento de un hermano, debían celebrarse en el día de su entierro seis misas rezadas a costa de la hermandad y se le encendían seis velas de la cofradía en la iglesia hasta que fuese sepultado, estando todos los hermanos obligados a asistir al entierro, so pena de multa como había sido costumbre desde la primitiva regla. La hermandad poseía un panteón en el Cementerio de San Albino.

Las reglas fueron aprobadas el 18 de marzo de 1720, por el Dr. D. Alonso de Baeza y Mendoza, Deán y Canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana de Sevilla, Provisor y Vicario General en ella y su Arzobispado (sede vacante por la muerte del Emmo. Sr. D. Manuel Arias Cardenal y Arzobispo), con la firma además del Notario General, Francisco Monralejo.

Está documentado que en 1759 la hermandad contrató el tallado del retablo del Cristo de la Santa Vera Cruz en la ermita de San Juan de Letrán a José Victorino Casaus, cuyo dorado, encargado a Nicolás Fajardo, se concluiría en 1810, permaneciendo todos esos años la imagen del Cristo en la Parroquia de San Eutropio. Según refiere Lazo Díaz en su libro “La Desamortización Eclesiástica en la Provincia de Sevilla”, la hermandad poseía 2,6 hectáreas hacia el año 1835.

Del mismo siglo XIX existen fuentes documentadas que relatan cómo la imagen del Santo Cristo de la Vera Cruz era sacada en procesión en rogativas de lluvia.

En 1916 la Hermandad adquirió un nuevo paso para el Stmo. Cristo, de estilo gótico, junto con una imagen de Santa María Magdalena. Por entonces, el hábito de los cofrades era túnica blanca y antifaz, cíngulo, fajín y botonadura verdes, con un escudo con una cruz dorada en el pecho.

La primitiva imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, cuya fecha y autoría se desconocen, fue destruida en 1936 en el asalto a la Ermita de San Juan de Letrán, en los comienzos de la Guerra Civil, quedando el interior del templo en la ruina. La Ermita fue años más tarde enajenada y demolida, quedando hoy día de ella únicamente la cúpula de la capilla del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, integrada en el edificio del Ayuntamiento de Paradas.

Tras su destrucción en 1936 el entonces Mayordomo, D. José Salvago González, costeó la compra de una nueva imagen y la hermandad se trasladó a la Parroquia de San Eutropio, ocupando el antiguo altar de Ánimas, siendo restaurado por cuenta de la hermandad. De la imagen siempre se dijo que era obra del artista valenciano Enrique Bellido, si bien en la restauración llevada a cabo en 2014/2015 por D. José Mª Calderón Herrera, éste afirmó que la imagen estaba tallada sobre otra preexistente, siendo posiblemente este el motivo por el cual se deteriorase tanto en tanto en tan pocos años.

De la antigua imagen aún se conservan la corona de espinas, las potencias, el INRI y un pelícano que la acompañaba al pie de la cruz, amamantando a sus crías con su propia sangre, representando la entrega de Cristo por la humanidad hasta dar su vida por amor con una muerte en la Cruz, hermoso símbolo eucarístico.

En 1936 también fue gravemente mutilada la imagen de la Virgen (posteriormente restaurada) y del todo destrozada la de San Juan, de la que solamente se conserva un fragmento de su rostro en el Museo Parroquial. La imagen de Santa María Magdalena aún se conserva en dependencias de la Parroquia de San Eutropio.

Hay que remontarse hasta el siglo XVIII para entender la relación de la Vera Cruz con la Virgen de los Dolores. Existía en Paradas, en la Ermita de San Juan de Letrán, una imagen dolorosa, conocida con las advocaciones de Soledad y de los Dolores. En cabildo celebrado el 29 de marzo de 1744, al que concurrieron los Rectores, Mayordomos y Diputados de las Cofradías de la Vera Cruz, de Jesús Nazareno y del Santo Entierro, acordaron en vista de lo defectuosa e imperfecta que se encontraba la imagen de la Soledad, adquirir otra costeada con las donaciones hechas por las citadas hermandades y limosnas de los fieles y con el sobrante costear la imagen del Señor San Juan, cuyas dos efigies quedarían de la propiedad de las tres cofradías y a las cuales la Virgen debía acompañar en los actos de culto.

Años más tarde, el 24 de abril de 1761, se fundó la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, con sede en la Ermita del Señor San Juan de Letrán, para dar culto a la imagen también llamada de la Soledad, y con la obligación en sus Reglas de acompañar a las tres hermandades, que eran las propietarias de la imagen, en sus cultos.

Se desconoce con exactitud desde cuándo acompañaba la antigua imagen de la Virgen en las procesiones de Semana Santa. Sabemos que procesionaba con el Cristo crucificado desde perpetua costumbre, según afirmaban las reglas de 1720, y que en el siglo XVII acompañaba a Jesús Nazareno y al Cristo Yacente del Santo Entierro. Tras la Guerra Civil el Santo Entierro dejó de procesionar y la Virgen de los Dolores continuó acompañando a las hermandades de la Vera Cruz y de Jesús Nazareno. En 1952 las hermandades de Jesús Nazareno y de Ntra. Sra. de los Dolores se fusionaron, si bien la Virgen de los Dolores continuó acompañando a la Vera Cruz hasta entrados los años sesenta.

La Hermandad de la Vera Cruz continuó procesionando el Jueves Santo hasta el año 1965 (los dos últimos, junto a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Mayor Dolor). Por entonces, en la imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz comenzaron a aparecer preocupantes grietas que no aconsejaban que la imagen se moviera, situación que unida a las vicisitudes económicas y a los pocos hermanos que había, llevó a que la Hermandad de la Vera Cruz dejase de realizar su salida procesional.

El solemne Quinario que cada año se celebraba con la imagen del Cristo en el Altar Mayor se mantuvo hasta la mitad de los años setenta, quedando después el culto limitado a la devoción privada de sus hermanos y devotos.

A finales del año 2007 surgió la inquietud en un grupo de jóvenes feligreses cofrades de reorganizar la hermandad, buscando una continuidad histórica con el apoyo los antiguos hermanos que aún vivían, sobrinos D. José Salvago, quien había sido el último mayordomo de la hermandad: Dña. Dolores Gómez Salvago y los hermanos D. Francisco, D. Ángel y D. José Florián Galán. Se creó un grupo de fieles en la parroquia que poco a poco fue creciendo, participando activamente en la vida parroquial.

En el año 2010, a iniciativa del Foro Cristo de la Vera Cruz (espacio creado en internet por quien suscribe para la formación y propagación de la devoción a la Vera Cruz), a la que se sumó la comunidad parroquial y la mayor parte de las instituciones y asociaciones más representativas de la localidad, se solicitó al Ayuntamiento de Paradas y fue concedida la inclusión del Cardenal Amigo Vallejo en el nomenclátor de Paradas.

En 2014, el Párroco de San Eutropio, Rvdo. Sr. D. Francisco Javier Aranda Palma, solicitó autorización “a instancias de un grupo de devotos y de los hermanos que aún viven” para restaurar la imagen del Cristo, siendo aprobada la propuesta de intervención según informe técnico del restaurador don José María Calderón Herrera, por el Ilmo. Sr. D. Teodoro León Muñoz, Vicario General de la Archidiócesis de Sevilla. El 30 de enero de 2015 la imagen del Señor de la Vera Cruz regresó felizmente restaurada a la Parroquia de San Eutropio y se celebró misa de acción de gracias. Tras la misma y posterior besapié de la venerada imagen, se trasladó a su nueva ubicación en la parroquia, en un sencillo altar.

En 2015, D. Francisco Javier Aranda Palma, Párroco de San Eutropio, nombró a una Junta rectora por él presidida, con el propósito de reorganizar la hermandad y se elaboraron unas nuevas reglas que, aprobadas por los hermanos, se encuentran entregadas en el Arzobispado de Sevilla a la fecha de la celebración de los actos del 50 aniversario de la Confraternidad.

[Nota posterior a la celebración del Congreso: Con fecha de 9 de noviembre de 2018, S.E.R. Mons. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla, decretó la reorganización de la Hermandad y Cofradía de la Santa Vera Cruz, de Paradas, y la aprobación de sus nuevas reglas. En marzo de 2019 se celebraron elecciones, siendo nombrado Hermano Mayor D. Joaquín Enrique Hurtado Sánchez.]

Artículo publicado en el libro de actas de VI Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías de la Vera Cruz, celebrado en Sevilla en septiembre de 2018 con motivo del L aniversario de la asamblea constituyente de la Confraternidad de Hermandades y Cofradías de la Vera Cruz.

Autor: David Florián Sanz